domingo, 23 de mayo de 2010

300

Normalmente acostumbro a ver películas de este estilo; donde no hay hombres del común sino héroes, donde unos pocos enfrentan a miles y salen victoriosos, donde al recrear batallas y épocas de conquista, el hombre daba su vida por su patria, por honor o por orgullo y lograba enfocar mi atención en la historia y no en sus complementos. Sin embargo en esta película el vacio más recurrente es precisamente el contenido, el argumento, una línea de interés.



En lo personal no hallo un gancho de atracción lo suficientemente importante como para concentrarme en la cinta, pues si bien al inicio se muestra una introducción muy agradable del personaje principal (Leónidas), el corte abrupto entre la formación del personaje cuando niño y la aparición en escena de éste ya maduro, no fue la más adecuada; pues se deja caer la línea de interés y por ende, al momento de introducir el objeto motivador o detonante (negar el pago/tributo por tierra y agua), no se muestra con bastante fuerza como para dar paso a una guerra.

Desde la parte audiovisual, exagerar con efectos no necesariamente significa atraer más al público, ya que con esto solo consigue hacer inverisímil la historia, como por ejemplo:

• Ese hueco “sin fin ni fondo” en medio de lo que parece ser un palacio….
• La forma caricaturesca del lobo asechando a Leónidas cuando niño…
• El manejo de sombras o luces al referirse a un personaje determinado…
Antes de volver a ver la película logré encontrar información curiosa que de alguna forma justifica mi concepto sobre la película 300.

Y es que cuando se invierte tanto dinero en preproducción, producción y postproducción, cuando se crea el vestuario y se acondiciona físicamente tantos actores y extras y que su guión técnico en general es tan poderoso, debió preocuparse más por argumentar de forma completa el guión literario, que se quedó corto para tanta tecnología…

Para finalizar recalco y clarifico: Mas allá de limitar a un sí o un no mi gusto por la película, solo digo que faltó fuerza en las secuencias, en su historia como tal y ello se evidenció conociendo su amplio despliegue técnico, su perfecto manejo de cromas, edición y postproducción en comparación con su historia, una novela gráfica de Frank Miller calcada de un cómic, similar el trabajo realizado en Sincity y que a su vez recrea la batalla de las Termopilas desde la perspectiva del director Zack Snyder.

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